En España existe una larga tradición en la realización de censos. Por ejemplo, durante los reinos de taifas (entre los siglos XI y XIII) ya se utilizaban para establecer los tributos que debían pagar cristianos, musulmanes y judíos.
Los primeros trabajos estadísticos españoles aparecen en torno a los siglos XV y XVI y se elaboran fundamentalmente para el recuento de recursos humanos y materiales, es decir, la finalidad de los primeros censos no era el conocimiento de la población en sí, sino el obtener listas de vecinos pecheros (los ciudadanos que tenían obligaciones tributarias) con el fin de gestionar la distribución del pago de impuestos y poder asignar recursos a los principales proyectos políticos.
No obstante, y aunque el objetivo no fuera el estudio de la población en sí, estos censos han resultado muy útiles como fuente de información demográfica histórica.