La recogida de datos a través de internet ha finalizado el día 15 de mayo de 2012
Resultados detallados: Censo 2001 / Censo 1991 / Censo 1981 / Censos 1857 - 1970
La población censada en España en 2001 fue de 40.847.371 habitantes, lo que supone más del doble que la cifra contabilizada en el Censo de 1900 (18.830.649 habitantes). Sin embargo, el crecimiento interanual no ha sido uniforme, pues mientras que en unas épocas la tasa anual superó el 10 por mil (1960-1981) en otras apenas superó el 3 (1981-1991).
Durante todo el siglo XX, el porcentaje de varones se ha mantenido en torno al 48,5 por ciento, descendiendo por debajo del 48 por ciento únicamente en el Censo de 1940 debido a las consecuencias de la Guerra Civil (1936-1939). Ya en el siglo XXI el porcentaje rebasa el 49 por ciento
La evolución de la población española recogida en los censos refleja los acontecimientos históricos por los que ha atravesado el país que han alterado el devenir natural de los fenómenos demográficos. Un análisis pormenorizado de las generaciones permite descubrir las huellas de la epidemia de gripe de 1918, de la guerra de África (1921-1927), de la Guerra Civil que, aparte de la sobremortalidad y reducción de nacimientos común a todo enfrentamiento bélico, supuso un éxodo de 300.000 personas, de la última emigración masiva de españoles (1959-1975) que afectó a más de un millón de personas y de la llegada de población extranjera, cuyo colectivo durante el período 1991-2001 se ha multiplicado casi por cinco, y al ser en media una población mucho más joven que la española está produciendo un efecto rejuvenecedor en la población.
La estructura por edad y sexo que se recoge en las sucesivas pirámides de edades también pone de manifiesto la evolución del comportamiento demográfico de la población española. En efecto, las pirámides de edades de comienzos de siglo muestran un modelo demográfico tradicional caracterizado por unas tasas elevadas tanto de natalidad (aunque ya mostraban una cierta limitación de la fecundidad) como de mortalidad.
Por el contrario, los últimos censos ponen de manifiesto un modelo radicalmente distinto con bajas tasas de natalidad y mortalidad, siendo de destacar la rapidez con que ha disminuido la primera desde 1975, hasta el extremo de haber transformado la imagen de pirámide que tradicionalmente ha representado a la población, hasta adoptar en la actualidad forma de pera. La consecuencia inmediata de este cambio de comportamiento ha sido el envejecimiento de la población actual debido tanto a la pérdida de peso relativo de la población menor de 15 años como a la ganancia de la cuota de los mayores de 65 años, que en 2001 concentraban el 17 % de la población total
Un aspecto a tener en cuenta en el estudio de las pirámides de población es el efecto reiterativo que tienen los fenómenos que afectan a las mismas. Así, unas generaciones reducidas por una causa cualquiera (por ejemplo, el descenso de nacimientos que conlleva una guerra) producirán a su vez generaciones menores cuando estas generaciones alcancen la edad de reproducción.
Aparte del interés que tienen para el conocimiento de la población y su evolución, las cifras censales cobran especial importancia como marco de referencia para evaluar al resto de las magnitudes, utilizándose para el cálculo de tasas, coeficientes e indicadores.
De todas formas, la información que aportan los censos sobrepasa el mero aspecto cuantitativo del volumen global de población, pues sus mayores posibilidades de aprovechamiento se derivan de las diferentes variables que recogen, proporcionando su conocimiento y facilitando la elaboración de políticas demográficas, económicas y sociales, así como el control de su realización.